Revista Electrónica. Noviembre 2023.


  3 min.

La satisfacción de superar expectativas

Cada atención al Cliente se convierte en una oportunidad para dar lo mejor de nuestra capacidad, como en esta anécdota.
Noviembre, 2022


Son las 3:15 pm y la hora de la comida se acerca. La celebración de mi décimo aniversario de bodas está contemplada. Mi esposa y yo reservamos una mesa en el restaurante de carnes que le gusta.

Todo está acordado, pero de pronto a lo lejos se escucha una voz: «Ingeniero, ¿podría ayudarme con este caso? El Cliente comenta que necesita ayuda con su celular, no enciende.» Tomo el producto en mi mano y hago una inspección visual, noto rastros de humedad en la lente de la cámara y el conector de carga. Tristemente la garantía no cubre estos daños, pienso en que tendré que dar la mala noticia y al mismo tiempo siento alivio porque este inconveniente no demorará mi plan. El asesor comunica el diagnóstico al Cliente. A las 3:25 pm el asesor regresa diciendo «Ingeniero, el Cliente quiere hablar con usted».




Son las 3:26pm. «Buenas tardes, mi nombre es Javier. Soy el ingeniero de Servicio Técnico, ¿en qué le puedo ayudar?», le digo. Con una voz amable, el Cliente comienza a contarme que está a punto de graduarse y que parte de su tesis se encuentra en la memoria del teléfono. Confiesa que se le mojó, pero siguió funcionando hasta que dejó de hacerlo hoy, y por eso necesita mi ayuda. Aunque intento persuadirlo para que lo deje y lo recoja al día siguiente, él insiste en que necesita entregar el trabajo precisamente este día. Le aseguro que haré lo que pueda.



El Cliente se retiró cabizbajo a sentarse, con cierta esperanza.

A las 3:30 pm comienzo a retirar el primer tornillo. Es necesario hacer un trabajo limpio y rápido, esperando que la corrosión no haya dañado todos los circuitos.

Son 3:40 pm y el equipo está completamente desensamblado. No hay problema con la cámara, la condensación solamente afectó a la mica protectora del lente y la tarjeta lógica está bien. Solo hay un detalle, el centro de carga no funciona; a pesar de reactivar la batería, no se detectará el cargador y será imposible conectarlo a la computadora para transferir los archivos.

Ya las 3:45 pm, el siguiente paso es resoldar las pistas del conector de carga, un trabajo fino y meticuloso en el que se requiere precisión y paciencia. Entonces recibo un mensaje de mi esposa que dice: «Ya llegué al restaurante, te espero.» Pienso en cancelar la cita, pero la reservación ya está hecha y además es muy tarde para realizar otra, pues ese restaurante es muy concurrido. Omito el mensaje, sé que la reservación es para las 4:00 pm, decido no contestar.

A las 3:55 pm el Cliente aún espera, yo ensamblo de vuelta el equipo. Sé que lo lograré, el restaurante no está lejos y aunque llegue un poco tarde, estaré tranquilo por terminar el trabajo.



Dieron las 4:00 pm, justo a tiempo. Entregué el equipo funcionando al Cliente y a pesar de la prisa quise preguntarle qué estudiaba. Me contestó, pero se interrumpió a sí mismo para agradecerme, confesó que ya lo había llevado con otra persona y que no dejó su equipo por el costo elevado de la reparación. Dijo que estaba desesperado y no sabía qué hacer. Me expresó que de todo corazón agradecía la ayuda.




Al momento de despedirse y retirarse, desapareció mi apuro, saqué mi teléfono y llamé a mi esposa para disculparme. Ella dijo que no me preocupara, que entendía mi trabajo y que estaba bien. En ese momento me sentí el mejor ingeniero de Telcel.